Astronomía
6:00 de la mañana. Son las seis de la mañana y ya estoy en pie en medio de mi cocina, yendo y viniendo, siendo incapaz de sentarme más de cinco minutos. Hoy expongo delante de un jurado mi investigación sobre la expansión del universo. Cuando leí sobre este tema a principios de este año me fascinó la cuestión.
Cuando era pequeña me gustaban tanto las estrellas que podía quedarme mirándolas durante horas. Analizaba la intensidad de brillos de esas lucecitas tan bonitas: unas brillaban menos que otras, eso significaba que estaban más lejos. Durante algunos meses podía ver algunas constelaciones que se escondían la otra mitad del año. Fue mi madre quien me inculcó esta pasión. Desde muy pequeña solíamos subir a la azotea, me hacía sentarme en sus rodillas, nos envolvía juntas en una manta, sacábamos nuestros prismáticos y nos poníamos a observar el cielo. Teníamos suerte porque vivíamos en el centro de una ciudad viva y transitada pero no llegaba a parecerse a ciudades como Nueva York o París, por lo que no sufríamos la polución constante que impide ver las estrellas. Nuestro apartamento se encontraba en el cuarto piso y cada vez que me encontraba en la azotea tenía la sensación de que podía llegar a tocar el cielo. Pensar en esos recuerdos me dieron la fuerza que necesitaba para abrir mi libro de texto y mi cuaderno y ponerme a repasar una última vez las notas y observaciones que he ido haciendo durante el último año.
8:00 de la mañana. Leyendo mis notas, me doy cuenta de que mi madre estaría muy orgullosa de mí, por lo menos eso espero. Cuando tuve que elegir mi tema de investigación se lo conté rápidamente a ella, y curiosamente tuvo una reacción que no me esperaba. Bajó del desván una caja polvorienta y descolorida por el tiempo. Dentro había muchos papeles con garabatos y cálculos complicados, trozos de titulares de distintos periódicos de 1929, cuadernos destrozados por el uso y fotos. Me di cuenta de que en las fotos siempre se encontraba la misma mujer. Era muy alta y tenía el pelo rizado. En una de las fotos llevaba un vestido y aunque no era muy bonito, ella lo llevaba con elegancia.
9:00 de la mañana. Empiezo a recoger todas mis cosas que necesitaré en la exposición, pero como están dispersas por toda la cocina tardo un poco más de lo que me habría gustado. Cuando me agacho para recoger mi cuaderno, una foto se resbala y se cae al suelo. La recojo y la observo detenidamente: como en todas, se encuentra esta mujer y a su lado, esta otra que se parece mucho a mí y a mi madre. Me encanta esta foto, de hecho toda mi investigación nació por esta foto.
La primera vez que vi la foto le pregunté corriendo a mi madre de qué se trataba. Me contó la historia de la mejor amiga de mi abuela. Era una estudiante de astronomía que estaba trabajando sobre el Universo. Había encontrado pruebas de que este estaba en continua expansión. Todos sus cálculos y teorías estaban escritas en el mismo cuaderno. Sin embargo, un día este cuaderno desapareció durante una tarde y volvió a aparecer al día siguiente. No entendía cómo era posible. Incluso hoy en día no sabemos lo que pasó esa tarde. Sin embargo, meses después salió su misma teoría, con sus cálculos y sus pruebas. Estaban presentadas por un hombre llamado Edwin Hubble. Este descubrimiento se convirtió en un fenómeno para la época.
10:00 de la mañana. Tras un breve viaje en metro, me encuentro delante del edificio en el que me examino. Empujo la puerta de entrada y cruzo el umbral soltando un suspiro. La puerta de la sala de examen está abierta, esperándome. Entro y veo a las cinco personas que harán de jurado. Tengo la sensación de que el examen me saldrá bien.
Cuando era pequeña me gustaban tanto las estrellas que podía quedarme mirándolas durante horas. Analizaba la intensidad de brillos de esas lucecitas tan bonitas: unas brillaban menos que otras, eso significaba que estaban más lejos. Durante algunos meses podía ver algunas constelaciones que se escondían la otra mitad del año. Fue mi madre quien me inculcó esta pasión. Desde muy pequeña solíamos subir a la azotea, me hacía sentarme en sus rodillas, nos envolvía juntas en una manta, sacábamos nuestros prismáticos y nos poníamos a observar el cielo. Teníamos suerte porque vivíamos en el centro de una ciudad viva y transitada pero no llegaba a parecerse a ciudades como Nueva York o París, por lo que no sufríamos la polución constante que impide ver las estrellas. Nuestro apartamento se encontraba en el cuarto piso y cada vez que me encontraba en la azotea tenía la sensación de que podía llegar a tocar el cielo. Pensar en esos recuerdos me dieron la fuerza que necesitaba para abrir mi libro de texto y mi cuaderno y ponerme a repasar una última vez las notas y observaciones que he ido haciendo durante el último año.
8:00 de la mañana. Leyendo mis notas, me doy cuenta de que mi madre estaría muy orgullosa de mí, por lo menos eso espero. Cuando tuve que elegir mi tema de investigación se lo conté rápidamente a ella, y curiosamente tuvo una reacción que no me esperaba. Bajó del desván una caja polvorienta y descolorida por el tiempo. Dentro había muchos papeles con garabatos y cálculos complicados, trozos de titulares de distintos periódicos de 1929, cuadernos destrozados por el uso y fotos. Me di cuenta de que en las fotos siempre se encontraba la misma mujer. Era muy alta y tenía el pelo rizado. En una de las fotos llevaba un vestido y aunque no era muy bonito, ella lo llevaba con elegancia.
9:00 de la mañana. Empiezo a recoger todas mis cosas que necesitaré en la exposición, pero como están dispersas por toda la cocina tardo un poco más de lo que me habría gustado. Cuando me agacho para recoger mi cuaderno, una foto se resbala y se cae al suelo. La recojo y la observo detenidamente: como en todas, se encuentra esta mujer y a su lado, esta otra que se parece mucho a mí y a mi madre. Me encanta esta foto, de hecho toda mi investigación nació por esta foto.
La primera vez que vi la foto le pregunté corriendo a mi madre de qué se trataba. Me contó la historia de la mejor amiga de mi abuela. Era una estudiante de astronomía que estaba trabajando sobre el Universo. Había encontrado pruebas de que este estaba en continua expansión. Todos sus cálculos y teorías estaban escritas en el mismo cuaderno. Sin embargo, un día este cuaderno desapareció durante una tarde y volvió a aparecer al día siguiente. No entendía cómo era posible. Incluso hoy en día no sabemos lo que pasó esa tarde. Sin embargo, meses después salió su misma teoría, con sus cálculos y sus pruebas. Estaban presentadas por un hombre llamado Edwin Hubble. Este descubrimiento se convirtió en un fenómeno para la época.
10:00 de la mañana. Tras un breve viaje en metro, me encuentro delante del edificio en el que me examino. Empujo la puerta de entrada y cruzo el umbral soltando un suspiro. La puerta de la sala de examen está abierta, esperándome. Entro y veo a las cinco personas que harán de jurado. Tengo la sensación de que el examen me saldrá bien.
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