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¿CLORO Y LIMÓN?

Todo comenzó el día que le anunciaron a mi abuelo que tenía cáncer de mieloma múltiple, un cáncer que no tiene cura. Le dijeron que le quedaban tres o cuatro años de vida como mucho, toda mi familia estaba triste, pero intentábamos aparentar estar alegres, para que mi abuelo no se pusiese aún más triste.
Yo estaba en mi último año de carrera, iba a ser científica, pero años atrás había estudiado medicina y oncología.
Mi abuelo siempre estaba feliz porque no quería vernos tristes, pero a medida que pasaba el tiempo se le notaba más débil, cosa que a mí me fastidiaba demasiado porque era mi abuelo, no podía permitir verle día a día cada vez peor y no poder hacer nada. Por eso decidí empezar a investigar acerca del mieloma múltiple. Al principio dedicaba dos horas diarias en el laboratorio que tenía instalado en mi casa, y otra hora en la biblioteca para leer documentos acerca de este cáncer. Lo principal es que el mieloma múltiple es un cáncer incurable en la sangre que produce muchas proteínas nocivas para varios órganos, su supervivencia media está entre 3 y 4 años, y apenas un 3% de pacientes están vivos al cabo de 10 años. Pero a mí todo esto me daba igual, iba a encontrar una cura.
Pasado un año terminé la carrera, pero no me puse a trabajar. Cada vez pasaba más tiempo en el laboratorio, no veía la luz del día, la gente rumoreaba que me había vuelto loca. Pero no era así.
Un día, del sueño que tenía vertí en el recipiente del cloro un poco de mi jugo de limón, y una explosión invadió el laboratorio.
Un año después empecé a tener un sueño recurrente, y era la explosión que se produjo en el laboratorio un año atrás, pero en el sueño también aparecía mi abuelo. No le encontraba sentido, por lo que no le di importancia.
Seguía sin dar con ninguna cura.
Pasó otro año, y mi abuelo estaba extremadamente mal, se moriría de un día para otro. Por eso cada vez pasaba más tiempo junto a él.
Estaba con él tumbada en la cama, pero en ese momento recordé mi sueño y noté una corazonada. Llevé a mi abuelo al laboratorio e hice la mezcla de cloro y jugo de limón, y en ese instante todo el laboratorio se nubló de un gas. Miré a mi abuelo, yacía en el suelo casi sin respiración, pensé que el gas le había matado, pero en ese instante percibí otra corazonada y repetí la explosión. Estuve tensa durante un momento hasta que vi a mi abuelo levantarse ágilmente del suelo. Era imposible, le había curado.
Fuimos al médico a que le realizasen unas pruebas, y así fue, estaba totalmente curado.
Yo les expliqué cómo lo hice, y los demás científicos junto a mí empezaron a investigar acerca del porqué esa mezcla curó a mi queridísimo abuelo.
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