El secreto del tiro parabólico perfecto
Hola a todos, me llamo Stif y esta historia trata del “tiro parabólico perfecto”. Todo empezó el día que en el instituto me enseñaron el tiro parabólico … más o menos en cuarto de la ESO, nos dejaron de proyecto de investigación recrear un tiro parabólico lo más perfecto posible y con cosas de casa. Cualquier otro hubiera usado una pelota y una patada para probar que su tiro parabólico era casi perfecto, pero yo quise arriesgar y construir un pequeño cohete propulsado por yoduro de potasio, agua oxigenada y jabón de platos (en cantidades NO MUY APROPIADAS PARA USO PERSONAL). Para cualquier químico le parecería un movimiento arriesgado por la posible inestabilidad del despegue, el caso es que yo iba muy confiado en mí mismo. El cohete no era lo más complicado, le pedí ayuda a mi padre para que me ayude a elegir los materiales y a diseñarlo, era un cohete fino con un cono en pinta para disminuir a fricción, el material que elegimos fue el PVC al ser resistente al impacto y ser menos pesado que otros tipos de plástico; dentro del cohete colocamos una botella de litro y medio en el que posteriormente colocaríamos la mezcla química.
Antes de poner en funcionamiento el cohete, me aseguré de que la mezcla de yoduro de potasio, agua oxigenada y jabón fuesen lo suficientemente potentes como para levantar un cilindro de PVC sellado por un lado, fue entonces cuando las cosas se torcieron, la mezcla no era lo suficientemente potente como para que se levantara. Acudí a mi profesor de física y química por ayuda, me dijo que para que la reacción fuera más efectiva utilizara, a parte de la mezcla en cantidades un poco más grandes, unos cohetecillos impulsados por pólvora a cada lado (como los fuegos artificiales pero más pequeños y con menos potencia).
Después de los consejos volví a intentar el experimento y esta vez me dio un mejor resultado pero no el que yo buscaba aunque, a menos de unas horas de la exposición me era imposible volver a cambiar la fórmula a si que me volví a arriesgar.
Llegó el momento decisivo, yo era el participante número seis, como había esperado, varios compañeros eligieron la pelota de futbol como proyecto. Una vez llegó mi turno, coloqué el cohete con un ángulo de cuarenta y cinco grados, encendí la mecha de ambos cohetecillos, coloque la mezcla en cohete esperé unos segundos a que la mezcla reaccionara y que los cohetecillos se encendieran y … despegó, empezó tomando una buena trayectoria hasta llegar a las corrientes de aire; era el momento que más miedo me daba porque la corriente se podría haber llevado el cohete y desviarlo de su trayectoria; no estoy seguro si fue un milagro, una casualidad o un error meteorológico pero el aire cesó y el cohete aterrizó sano y salvo tal y como lo habíamos planeado, o incluso mejor porque me lleve la mejor nota de la actividad.
Pues ya sabéis, con un poco de perseverancia, ayuda de un/varios adultos y un poco de ciencia se puede conseguir cualquier cosa, incluyendo el tiro parabólico perfecto.
HASTA LA PRÓXIMA.
Antes de poner en funcionamiento el cohete, me aseguré de que la mezcla de yoduro de potasio, agua oxigenada y jabón fuesen lo suficientemente potentes como para levantar un cilindro de PVC sellado por un lado, fue entonces cuando las cosas se torcieron, la mezcla no era lo suficientemente potente como para que se levantara. Acudí a mi profesor de física y química por ayuda, me dijo que para que la reacción fuera más efectiva utilizara, a parte de la mezcla en cantidades un poco más grandes, unos cohetecillos impulsados por pólvora a cada lado (como los fuegos artificiales pero más pequeños y con menos potencia).
Después de los consejos volví a intentar el experimento y esta vez me dio un mejor resultado pero no el que yo buscaba aunque, a menos de unas horas de la exposición me era imposible volver a cambiar la fórmula a si que me volví a arriesgar.
Llegó el momento decisivo, yo era el participante número seis, como había esperado, varios compañeros eligieron la pelota de futbol como proyecto. Una vez llegó mi turno, coloqué el cohete con un ángulo de cuarenta y cinco grados, encendí la mecha de ambos cohetecillos, coloque la mezcla en cohete esperé unos segundos a que la mezcla reaccionara y que los cohetecillos se encendieran y … despegó, empezó tomando una buena trayectoria hasta llegar a las corrientes de aire; era el momento que más miedo me daba porque la corriente se podría haber llevado el cohete y desviarlo de su trayectoria; no estoy seguro si fue un milagro, una casualidad o un error meteorológico pero el aire cesó y el cohete aterrizó sano y salvo tal y como lo habíamos planeado, o incluso mejor porque me lleve la mejor nota de la actividad.
Pues ya sabéis, con un poco de perseverancia, ayuda de un/varios adultos y un poco de ciencia se puede conseguir cualquier cosa, incluyendo el tiro parabólico perfecto.
HASTA LA PRÓXIMA.
- Visto: 59