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ARQUEOLOGÍA DEL SIGLO LXI

Supongo que curioso es el término que mejor me define. Soy curioso, tengo curiosidad por las cosas que me rodean; por descubrir su origen, cómo se han formado y cómo evolucionarán. Y lo que más curiosidad me causa es descubrir ese planeta del cual llevo observando su pasado con mi telescopio, pero no quiero ver su pasado sino su presente. Para ello debo ir y apreciarlo por mí mismo. Es por eso que decido emprender mi viaje a la Tierra, un lugar desconocido para mí. Tardo 1 mes en llegar a mi destino pero fue más de 1 año en realidad.

Llego a mi destino usando la nave espacial. Si no fuera porque tenía el motor de curvatura espacial roto habría tardado mucho menos que yendo a la velocidad de la luz. Me sorprendo de la vegetación y la variedad de criaturas raras que habitan ese paraíso. Seguramente pudieron sobrevivir y adaptarse después de la 6ª gran extinción, pero hoy no estoy aquí para estudiar a estos asombrosos seres sino a las antiguas civilizaciones que vivían aquí hace 4000 años.

Sabemos lo que pasó en este lugar: todo empieza en el siglo XXllI, cuando todo empeoró. Las grandes emisiones de CO2 y las guerras nucleares generaron un gran agujero en la capa de ozono haciendo que unos siglos más tarde ésta desapareciera por completo. Por suerte, la mayor parte de la población que habitaba la Tierra pudo escapar e irse a Marte, pero los que se quedaron no pudieron soportar las fuertes radiaciones. No quedó nada. Con el paso del tiempo la capa se volvió a originar de nuevo dando lugar a este nuevo mundo.

Gracias a mi equipo de trabajo pude desplazarme de un lugar a otro sin esfuerzo, pero en todos los lugares a los que voy no encuentro nada: ni edificios ni rastro de residentes. Parecía como si la tierra se los hubiera tragado.

Continúo con mi búsqueda, frustrado de no conseguir nada. Me siento ansioso e impaciente, algo inusual para un profesional como yo. Decido entonces caminar cerca de la costa para despejar mi desordenada mente, sumergido en mis pensamientos. Me tropiezo con algo. Giro y me encuentro con una cosa rara tirada en el suelo. Se asemejaba a un dispositivo destrozado. Me acerco para verlo con detenimiento. Me pongo los guantes y lo inspecciono. Parece que su forma debía ser rectangular o cuadrada, no estaba muy seguro. Necesito más información. Después veo que había más partes dispersas en la arena rodeadas de animales provenientes del mar.

- ¡El mar! Cómo no pensé en eso antes.

Puede que encuentre lo que esté buscando debajo del mar. Con solo imaginarlo me emociono, y sin pensarlo dos veces reúno mi material rápidamente y me sumerjo en el agua.

Cuando vuelvo a mi planeta mis compañeros, muy ilusionados por descubrir si he encontrado algo nuevo se abalanzan sobre mí con preguntas. Noto cómo sus inquietos ojos brillan con entusiasmo.

- Y dinos, ¿Qué encontraste?
-No encontré nada – contesto.

No había encontrado nada. Para ellos seguramente no era nada pero para mí era un valioso tesoro que guardaré en lo más profundo de mi ser.

El mundo submarino era un lugar completamente diferente al terrestre: más colorido, más vivo que nunca, con miles de especies diferentes, con corales y con peces… Cuando llegué a lo más profundo del mar allí estaba, como si me estuviera esperando, la respuesta a mis preguntas: el agua que apagó el fuego de mi curiosidad.
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