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GÉNESIS (version Evolution)

PRÓLOGO
Después de un confinamiento en un punto infinitamente pequeño y de altísima densidad, sigue una gran explosión de creatividad.

GÉNESIS 1:1-19
En el principio creé la materia, el espacio y el tiempo. Y la tierra estaba desordenada y de mí solo se intuía el Espíritu.
Así que dije: Sea la luz; y fue la luz. Y organicé el Día y la Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Luego dije: haya expansión de las emanaciones volcánicas, y se formó el cielo. Y se me fueron tardes y mañanas en un segundo día.
Dije también cuando el vapor de agua de dichas emanaciones se condensó: júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar. Y fue así. Y llamé a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas Mares. Y vi que se formó la vida. Por fin pude delegar mi proceso creativo. Y finalmente, dormí. Me desperté al tercer día ante una tierra de hierba verde y árboles de fruto.
Dije luego: se expanda mi labor a los cielos. Y empecé de nuevo, en otro lugar del universo, separando el día de la noche. Y desde la tierra se veía mi obra, alumbrándola. Pero vi que no era tan primorosa como mi querida tierra, y volví al cuarto día.

GÉNESIS 1:20-31
Me enorgullecí al ver los seres vivientes que se habían originado en las aguas, incluso había aves que volaban sobre la tierra. Y vi que era bueno y los bendije, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y ese día fue el quinto reino, Animalia.
Luego vi a los animales de la tierra según su especie. Y vi que era bueno. Entonces dije: si tan solo alguien apreciara como yo toda esta belleza que he creado. E hice a las personas a mi imagen, conforme a mi semejanza.
Y dije: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y fue así. Y vi todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del sexo.

GENÉSIS 2:1-3
Fueron, pues, constituidos los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos; y reposé el día séptimo de toda la obra que hice, inconsciente del singular acto de vanidad que había cometido.

EPÍLOGO
Los humanos eran lo más desconcertante que nunca había creado. Y dije: no han salido mal, han sobrevivido y son capaces de actos extraordinarios como mis otras criaturas prósperas. Sin embargo, destruyen parte de mi obra para crear artificiosamente elementos que no se integran a la misma. Y vi que era malo. Y los maldije.
Las personas, creadas a mi semejanza para estimar mi obra, la remodelaron sin consideración alguna a mi autoría ni a sus hermanos con quien la comparten. Sin recordar que aunque fueron creados para apreciar la obra, son parte de la misma y de ella dependen. Y dije: hijos míos, ¡tan brillantes y tan inconscientes!
Mi preciosa tierra ya no es la que era. Muchas de mis valiosas criaturas ya no están. Los humanos no aprecian mi obra y se expanden a los cielos. Buscan en las estrellas un lugar mejor, ¡si solo abrieran los ojos y vieran que la tierra es mi obra maestra!
Soy naturaleza, soy madre, soy padre. Veo su luz, y sus tinieblas. Y entiendo que si yo me equivoqué, también ellos pueden. Y he aquí que les daré otra oportunidad para amar con acciones y no con oraciones, los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.
Soy omnipresente, y mis días se antojan eras a mis descarriados humanos. Todavía descanso, pero… ¿reposo para empezar de cero un día primero, o para brindarle a esta historia un octavo día? De ellos depende.
Soy naturaleza. Soy madre. Soy padre. Soy omnipresente. He estado desde el principio. Y estaré siempre, con o sin ellos. Y digo: He aquí que os he dado toda la sabiduría que da semilla, que está en vuestras mentes, y todo corazón en que hay fruto y que da semilla; os serán para vivir apreciando nuestra tierra. Y será así, o no será. Y he visto todo lo que valen, y he aquí que podría ser bueno en gran manera. Y es que por la tarde y por la mañana, son parte de mí.
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